miércoles, 30 de abril de 2008




EN MANOS DEL OLVIDO

No, no fui yo
fue el destino
el que inclemente golpeó con su indiferencia
las lágrimas de amor entre tus manos
para después formar un vacío sin voces ni respuestas.
No, no fui yo la que incansablemente
buscaba hasta tu puerta
una caricia perdida entre tus ojos
fue mi amor que cada día
trataba de arrancarte de mi alma
(y que aún entre todas las tormentas)
se aferraba a tu cuerpo y a tu vida
-sin comprender quizás-
que no podría tocarte
con el mismo calor de tu agonía.

Y bebí del amor
-lo dulce y amargo-
(al unísono)
y tomé del recuerdo lo que sin dañar
se ha enjaulado a mi vida.

Y rechacé egoísmos
-sin fango-
y del más puro sentimiento
nació una rosa sin espinas.

¿Y tú?
¿Lograste sepultar tus sentimientos?
¿Formaste un altar con el olvido?
¿Ya para qué?

Si en tu vida
el cariño que más valor había tenido
ya no existe...
ya se fue.

Alma Cervantes


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